Cuando te propones escribir unas cartas, o un diario, que pueda ser leído por cualquier persona, meditas sobre que puedes escribir o no. Por un lado, están tus ganas de que las reflexiones le gusten a la gente, que haga que vuelvan, que saquen alguna conclusión, al fin al cabo, que sirva de algo lo hecho. Lo que pasa, que muchas veces, cuando te planteas un tema, o algo de lo que hablar, lo subordinas a ese objetivo, y te das cuenta, que mejor no escribirlo, resultado: Tú mismo te limitas, te censuras.
También está la posibilidad, que alguien cercano a ti, las lea, lo que también te limita pues temes, abrirte demasiado, y ser malinterpretado, conclusión, no sabes si decirle a la gente que te conoce, que escribes estas cartas, entonces, tienes que guardar silencio.
Por eso, tras mucho pensarlo, he tomado una decisión: Quiero ser libre, al menos aquí, y quiero escribir sobre lo que me apetezca en cada momento, quiero ser yo, y no subordinarme ante nada, quiero decir lo que pienso, lo que me pasa, al menos aquí, donde soy yo el que escribe, el que te cuenta las cosas, quiero dejar de lado, al mundo, lo que nos rodea. Quiero ser, tú y yo solamente. Puede que por ello, por ser uno mismo en todo momento, haya días, que te aburra, incluso, que te vayas, y no vuelvas, pero correré ese riesgo, al fin al cabo, lo único que tengo, es a mi mismo, y allá donde vaya, siempre estaré yo, y yo mismo, y nadie más. Por eso, si quiero que me conozcas, si quiero conocerte, es siendo libre, comos somos, sin miedo a perder nada, cien por cien lo que seamos, cueste lo que cueste, nos guste o no. Para la mentira, para disimular, para la diplomacia, la hipocresía, ya tenemos el resto del mundo. Que aquí, que en estás cartas, seamos nosotros mismos, con nuestras cosas, con aquello que nos define.
Yo me comprometo a ser libre, y hablar libremente, espero que tú también lo hagas, y que ambos, podamos tolerarlo.
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