Creo que muchas veces, el conocer a alguien en carne y hueso, nos limita un montón. Siempre me ha gustado esa frase, «lo que se conoce, se limita», y pienso que es cierto.
Cuando hablas con alguien por Internet, y que estás seguro que está lejos de ti, a demasiada distancia, que no existe la posibilidad de veros físicamente, eres más libre para hablar, y contarle cualquier cosa, que de otra forma, no te atreverías.
Eso me pasa por ejemplo, con las cartas. Aquí me atrevo a escribirte de cualquier cosa, sin miedo, sin ataduras que me limiten, sin pensar en que dirán, o si es correcto o no dependiendo de lo que me rodea. No. Aquí no. Escribo lo más puro de mi, lo más yo mismo, y sobre lo que quiero. En cambio, nunca he hablado de esto con alguien en persona, quizás porque al fin al cabo, a nadie le interesa, o sencillamente, no la encontrado, o no hemos sabido abrirnos de esta forma. Es más, dudo que yo sepa hablarte como lo hago aquí.
Yo por la red, tengo amistades que nunca he visto, y que valoro en profundidad. Son unas pocas, pero importantes para mi, a las cuales rápidamente hecho de menos. Hay una, a la cual, posiblemente nunca veré. Y quizás, por eso mismo, soy totalmente sincero cuando hablo. Confieso mis temores, mis dudas de cualquier cosa (que son millones), y todo sin tapujos, sin fronteras, sin ojos que nos miren. De alguna forma, me he desnudado, enseñando todo lo oculto siendo conciente, para demostrar ese grado de confianza, de cariño, de admiración, y de entrega a la amistad (en algo más que eso, creo yo).
Es algo extraño, lo se. Pero es así. A veces, hay cosas que tienen que estar allí, que no debemos de traérnosla, no debemos hacer que traspasen la frontera de lo físico, de lo palpable, por miedo a que se muera.
Quizás sea eso, ingenuidad, desconocimiento, o también miedo, no se. Puede que seamos más nosotros mismos cuando no estamos atados, que es cuando somos más estado puro, para lo bueno o lo malo. O a lo mejor tampoco. Quizás somos tan libres, que dejamos de ser humanos.
No se, piensa tu por mi, por favor, qué debemos de hacer ante eso, qué opción escoger, qué lógica hay es todo esto. Hasta que punto hay que llegar. Yo creo saberlo...
Cuando hablas con alguien por Internet, y que estás seguro que está lejos de ti, a demasiada distancia, que no existe la posibilidad de veros físicamente, eres más libre para hablar, y contarle cualquier cosa, que de otra forma, no te atreverías.
Eso me pasa por ejemplo, con las cartas. Aquí me atrevo a escribirte de cualquier cosa, sin miedo, sin ataduras que me limiten, sin pensar en que dirán, o si es correcto o no dependiendo de lo que me rodea. No. Aquí no. Escribo lo más puro de mi, lo más yo mismo, y sobre lo que quiero. En cambio, nunca he hablado de esto con alguien en persona, quizás porque al fin al cabo, a nadie le interesa, o sencillamente, no la encontrado, o no hemos sabido abrirnos de esta forma. Es más, dudo que yo sepa hablarte como lo hago aquí.
Yo por la red, tengo amistades que nunca he visto, y que valoro en profundidad. Son unas pocas, pero importantes para mi, a las cuales rápidamente hecho de menos. Hay una, a la cual, posiblemente nunca veré. Y quizás, por eso mismo, soy totalmente sincero cuando hablo. Confieso mis temores, mis dudas de cualquier cosa (que son millones), y todo sin tapujos, sin fronteras, sin ojos que nos miren. De alguna forma, me he desnudado, enseñando todo lo oculto siendo conciente, para demostrar ese grado de confianza, de cariño, de admiración, y de entrega a la amistad (en algo más que eso, creo yo).
Es algo extraño, lo se. Pero es así. A veces, hay cosas que tienen que estar allí, que no debemos de traérnosla, no debemos hacer que traspasen la frontera de lo físico, de lo palpable, por miedo a que se muera.
Quizás sea eso, ingenuidad, desconocimiento, o también miedo, no se. Puede que seamos más nosotros mismos cuando no estamos atados, que es cuando somos más estado puro, para lo bueno o lo malo. O a lo mejor tampoco. Quizás somos tan libres, que dejamos de ser humanos.
No se, piensa tu por mi, por favor, qué debemos de hacer ante eso, qué opción escoger, qué lógica hay es todo esto. Hasta que punto hay que llegar. Yo creo saberlo...
1 comentario:
Mmmm, le he dado muchas vueltas. Yo creo que es eso, miedo, miedo a que después de conocer en persona a ese alguien, no puedas o no seas capaz de abrirte tan fácilmente como cuando estás en tu casa tranquilamente tecleando, y miedo a que lo que esperas encontrar, no sea la idea que tú tenías. Miedo también a que lo bonito de la relación antes de conoceros, se pierda después y no haya vuelta a atrás. Si te interesa saber lo que yo haría, te diré que me arriesgaría. Vería a esa persona y charlaría con ella. Al igual que puede ir mal, también puede ir bien, y me aferraría a la idea de que todo irá genial. ¡Hay que ser positivo!
Un saludo, y gracias a ti por seguir escribiendo, de veras.
Publicar un comentario