miércoles, 30 de marzo de 2005

De ti y darte de mí

Estoy cansado de la vida superficial, las relaciones superficiales, las cosas superficiales. Nos encontramos en un mundo, donde sólo rige lo políticamente correcto, donde llevar una voz individual, es perseguido. Ya no podemos ser diferentes, todos tenemos que ser iguales. Nadie entiende las normas, nadie las comparte, pero todos debemos cumplirlas, y hacerlas cumplir.

No hay cabida a la sinceridad, cuando nos relacionamos. Sí queremos decir, hacer o enseñar algo, tenemos que detenernos, y pensar si es correcto o no. Aunque sintamos el deseo más fuerte y honesto que exista, hemos de mordernos la lengua, y reprimirnos.

Es lo que me está pasando desde hace un tiempo. Quiero ponerme en la mitad de la sala, y gritar. Pero no puedo ¿verdad? Quiero acercarme a cualquiera y darle un beso en los labios, pero no, no puedo. Quiero ir a una desconocida e invitarle a tomar un café, mientras le cuento mi vida, y espero que ella me cuente la suya. Quiero confesar un secreto, pero es imposible. Quiero decir Te amo. Quiero ir a la orilla, y tirar piedras al mar. Quiero desprenderme de todo, de todo, sin ocultar nada, mostrando todo lo que pueda. Deseo enviar un ramo de flores en cualquier fecha a la persona que quiera, sin arrepentirme de ello, o temer el que pensará, o pensarán los de su alrededor, o el mio. Quiero preguntar por tus cosas más personales, saber todo del ti, de él, de ellos, de ellas, pero de sus propias bocas. Vivir en una constante orgía de sentimientos y sinceridad, donde hablemos de todo, como si de antemano ya lo supiéramos, sin escandalizarnos. Sin quedarnos ocultando algo. Todo a bocajarro.

Ya no quiero relaciones a medias tintas. Vacías, sin contenido. Estoy harto de callarme las cosas, porque se que no debo de decirlas. Estoy harto de no decir lo que siento, por miedo. A soportar incomodidades, sin sentido. No. No lo quiero soportar más. Relaciones hipócritas se pueden conseguir a cientos. Amistad, sin impurezas, es más difícil, un imposible casi siempre.

Contigo, con estas cartas que te envío, he aprendido a eso. A ver lo que es importante, por lo que vale la pena luchar. Y que sin darme cuenta, siempre he buscado, siempre he necesitado, pero no había encontrado. No calles. No temas enseñarme nada, quiero saber todo de ti, no pienses que yo reaccionaré mal, no. Lo quiero hacer así. Lo contrario no sería verdad, y tú, te mereces que sea todo lo sincero que mis fuerzas lo permitan. Nosotros nos merecemos ser sinceros. Y puede que la verdad duela, pero será porque es real, y las cosas reales provocan sentimientos reales. Y ya estoy cansado, de las realidades falsas.

Quiero de ti, y darte de mí.

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