sábado, 23 de abril de 2005

Redescubrise

En ocasiones, hacen falta toques de atención, para caer en la cuenta de algo, a veces, es una caída, lo que nos hace tomar conciencia, y en otras, una agradable conversación.

Esta vez, fue una de esas conversaciones, lo que me hizo plantear varias cosas, que de un tiempo a esta parte, habían justificado parte de mi forma de actuar. Yo mantenía, que hay cosas, estas, que han sido escritas, o hechas, pero que nunca deberían de ser leídas o vistas. Lo usaba como frase estrella, para entenderme a mi mismo, y excusarme, y no enseñar mis cosas, estas cartas, o fotos o ideas personales ante los demás. Pensaba que yo podría estar preparado para ser totalmente libre, y soltar algo poco convencional, como un pensamiento puro y sincero, o de alguna forma, ser yo mismo sin caerme; pensaba que podría hacerlo, que era libre, pero que los demás, me convencí a mi mismo, no estarían preparados para recibir tal disparo a bocajarro.

Pero en el fondo, tras pensarlo mucho, me he dado cuenta, que todo era fachada, que exculpaba mi negativa en ellos, y eso, no era ser sincero. Metía a todos los demás, en el mismo saco, sin darle oportunidad de ser ellos mismos. Ahora que lo pienso, para ellos, yo seré igual, me «generalizarán» y pensarán que soy igual que todo el mundo. Yo lo hago con ellos, y así, nunca salimos del círculo vicioso.

Por eso mismo, me propongo ahora mismo, ver a los demás, como quiero que me vean. No prejuzgar nada, no suponer el que pensarán, mostrarme, abrirme, como me gustarían que se mostrasen. Alguien tiene que dar el paso, y no me importa ser yo.

Es muy posible que no sea una buena opción, pero me permitiré ese capricho. Es lo justo, si quiero ser como soy, mostrarme ante los demás así, y pedir que no me juzguen con las reglas establecidas, yo no puedo juzgarles a ellos con esas mismas reglas. Cometería un pecado aún mayor, pues enarbolaría una bandera, y me comportaría de la forma contra la que pretendo luchar.

Por eso a veces, es bueno salir un poco de estas cartas, de uno mismo, y levantar un poco la cabeza, abrir los oídos, y estar preparados para cambiar, para redescubrirnos, para replantearnos nuestras ideas, y de esa forma, redescubrir al otro, y a nosotros mismos.

Un abrazo.

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