viernes, 8 de abril de 2005

Carta a un viejo camarada

Un gran hola antes que nada.

Pues sí que ha pasado tiempo desde la última vez. Y han sido varias las ocasiones en las que he empezado una carta, pero en ninguna de ellas he llegado a terminar.

¿Por donde empezar? Quizás lo más adecuado sería hacer un poco de historia, desde aquella vez en Aranjuez, una noche de hace ya bastante tiempo, hasta hoy.

Al regresar a la casa de mis padres, nunca volverá a ser mi casa, me preparé para acceder a un módulo de grado superior, que en nuestras últimas conversaciones le dije. Era de informática. Pero lo único que llegué a aprender, es que no me gustaba para nada la informática. Pero tiene su explicación. A mi me gustaba, me gusta como usuario, como algo práctico, y lo que allí enseñaban, estaba muerto, y de poco servía. Con esta excusa, fui poco a poco dejándolo, y más, cuando me surgió un trabajo en una federación de empresas, en su departamento de Formación, o sea, administrativo, con muchos papeles, y trato al público.

Allí estuve varios meses, de los cuales me entregue al máximo, pues en el fondo, disfrutaba con el trabajo. Luego finalizo el proyecto en el que estaba trabajando, y con él mi contrato, aun con promesas de que volverían a contar conmigo. Eso fue en un agosto, año pasado, y hasta el mes de marzo de este año he estado en paro. Ahora estoy en media jornada, en una empresa yo sólo, pues es de recién creación, y esta mi jefe, con el cual tengo una gran confianza, y yo, y como él esta siempre en la calle, termino estando yo sólo en una oficina sin ventana, conectado todo el tiempo en internete. Aburrido, pero ya la vida me ha enseñado que hay cosas peores. Y decisiones aun más malas.

Mientras tanto, retomé mis estudios de cou, el actual bachillerato, y lo estoy sacando por las tardes. Bueno, tampoco es muy cierto eso, en verdad, desde que encontré este trabajo, lo deje un poco de lado, pero recientemente (vamos, hoy) me he animado, después de una racha de poca autoestima, y me he puesto las pilas, e intentaré levantar la situación.

Esa es esa cuestión, el estado de ánimo. Cuando regrese de Villatobas, el alma se me callo a mis pies. Inevitablemente, fue un error dejar el ejército, pero en fin, nada podemos hacer para volver atrás, así que hay que aprender a vivir con ello. Muchas veces regresan en mí los recuerdos de aquellos días, aquellas noches de guardia, mi boina, mi eterno antifragmentos, por dios, que recuerdos. Aquello sí que era divertido, lo digo sin tapujos. Hecho de menos todo aquello, y se que ya sería imposible volver a ellos. Pero también se, que con la distancia, las cosas cambian, y lo que nos pareció duro, con el tiempo lo olvidamos, y sólo recordamos los buenos momentos. ¿O es que acaso se ha olvidado de aquellas campanadas de fin de año en el extintor de Control?

De vez en cuando, pienso en regresar, pero esta vez lo haría diferente, ahora al menos, lo pienso así. Quizás solicitaría un puesto en Madrid, conocido de antemano, en alguna oficina, quizás alguna especialidad de topografía, o cualquier otra de no dar ni chapa, una de 9 a 15 de la tarde, y olvidarme el resto del día. Supongo que ya no tendría sentido meterme en nada operativo, pues de nada para mi futuro me serviría, y sería un error, pues en ello, no podría recuperar nada de lo perdido.

Pero no se preocupe, esto es por rachas, hay momentos en que visito la pagina del ejercito, mirando las plazas, y lo pienso detenidamente, pero luego lo dejo, y así continuamente. Se que para mi, no sería una solución el volver a ingresar, que la solución, al fin al cabo, esta dentro de nosotros, y yo todavía no la he sabido encontrar, y hasta que no lo haga, seguiré siendo un errante, aunque seguramente, eso es lo que seamos, mi primero, caballeros errantes, de tristes figuras.

Mis tiempos libres, que intento que sean los menos posibles, los dedico a ver alguna película bajada en el trabajo (le recomiendo millon dólar baby, que sin ya la habrá visto), también le he dado recientemente un empujón a la fotografía. Ya en el cuartel le di un poco al tema, y ahora recientemente, me he puesto un poco más serio con ello. Luego está la lectura de algún libro, que nunca llego a terminar, poco más. Estoy sacándome el carné de conducir, del cual ya he suspendido el práctico cuatro veces, así que no sólo me esta saliendo literalmente muy caro, sino que lo tengo atravesado. Luego tengo una especie de diario, o de cartas, que de vez en cuando escribo, como reflexiones, y que sinceramente, me ayudan a pensar en el cada día, tranquilamente, y hacen que me encuentre mejor.

Por lo demás, sigo igual, pecando en las mismas cosas, y tropezando en las mismas piedras. Me gustaría pensar, que sigo siendo el mismo de aquellos días, pero no sería cierto. Allí, en aquel nuestro Eva, nuestra diminuta base aérea, inexistente para todo el mundo menos para nosotros, era yo, [...], aquí en cambio, sólo soy los restos de aquello. De vez en cuando, sale algún brote, algún gesto, pero pronto se vuelve gris, y muere.

Supongo que estoy bien. He pasado días muy duros aquí, que no me permitían levantar cabeza, pero ahora uno se ha acostumbrado, y en algún sentido extraño, la suerte le sonríe. Tengo trabajo, y eso me permite pagar mis deudas, que cada vez son menos, hasta que surjan otras. ¿Mi futuro? Lo desconozco, no se que haré dentro de cuatro meses. Es posible que ya no sigua con mi actual trabajo, y me vuelva a plantear muy seriamente, regresar a la milicia (ese termino ya no existe, ya no es milicia) pero no como soldado, no lleno de orgullo al vestir el uniforme, sino como funcionario gris en una oficina. Los tiempos de ideales ya han pasado, anacrónicos. Al final, fueron los otros quienes ganaron la partida, así que a mi me toco esto.

En cambio, se que usted, mi eterno mi primero, si que le ha cambiado la vida, al menos lo poco, muy poco, que ha llegado hasta aquí. ¿Sigue pensando en el Cotton club? En fin, espero que me de noticias suyas de estos últimos cambios, y como le va.

Releyendo las líneas, me doy cuenta que ha quedado un poco pesimista. Sería incierto, más bien, nostálgico, melancólico. Pero nada más. Quizás fuese por que la mayor parte de ella, fue escrita por la noche, y ya se sabe, que a esas horas, el alma se sincera, y el cansancio aumenta.

Espero que todo le vaya bien, mi primero, y espero recibir noticias suyas muy pronto.

Un fuerte abrazo, [...]

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