miércoles, 5 de enero de 2005

Viaje de 8 horas

Esta vez, ya ves, voy a ayudar a mi hermano con su casa, en el puente de reyes. Para llegar hasta allí, tengo delante unas deliciosas 8 horas de viaje, en un incomodísimo asiento, y con un enchufe encontrado por pura casualidad.

Vista desde el barco


Supongo que con ello, se dan por terminadas oficialmente estas navidades. Ha sido todo muy diferente. Creo que una frase que resumiera todo, sería un «totalmente atípicas». Nada volverá a ser como antes, mi relación con los que fueron compañeros del colegio ya no puede ser lo que era. El tiempo lo resienta todo y cada vez tiene menos sentido seguir con las mismas costumbres, sin saber cual es su significado.

Creo que de todo esto he aprendido. No se pueden forzar las cosas, y pedir peras al olmo. No podemos volver a lo que una vez fue, ni comportarnos como lo que no somos. Cada cual tiene su hueco en este mundo, el que le ha tocado desempeñar, cuando repartieron las cartas.

[...] La carta terminó ahí. El sueño me invadió, y fui directo a la butaca a dormir, la valentía y fuerza de los escritores trasnochadores no me acompaño en ese momento [...]

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